Proyecto

En el año 2022, José Muñoz que vive en Milán desde hace más de cincuenta años, le escribe a Martín Oesterheld, nieto de Héctor, con el objetivo de pedirle autorización para emprender un nuevo proyecto con el que se encuentra entusiasmado: “Tengo un proyecto que me suscita un considerable entusiasmo: volver a laburar con tu abuelo, ¿Te das cuenta?”. José le propone trabajar con los “Cuentos de la Ciudad Grande”, la serie de historias que se desarrollan en Buenos Aires, escritas y publicadas en Hora Cero Extra y Frontera Extra entre el ’60 y el ’63. Son 16 historias en total, dibujadas por los jóvenes artistas de la época, entre ellos el propio Muñoz.

Esto es lo que quiere Muñoz: Reinterpretar, rehacer. Todos los dibujantes eran muy jóvenes en aquel entonces, y este impulso ahora le daría una oportunidad y un renacer a esta saga de Oesterheld y a su propio trabajo de principiante. “Alejarse de las maldades de la historia y acercarse a las bondades de la historieta, qué placer”, escribe Muñoz.

Este documental se propone como una elegía de la ciudad de Buenos Aires, evocando los inicios de la historieta argentina en los 50s, su impacto directo en Europa y el trazado posterior que llega hasta la escena de la historieta actual en Argentina. José Muñoz era apenas una joven promesa del dibujo cuando fue convocado para trabajar junto con otros artistas en la serie de historietas porteñas “Cuentos de la ciudad grande” que Héctor G. Oesterheld escribía para la revista Hora Cero Extra. Sesenta años después, desde su residencia en Milán, ya consagrado como una de las figuras más importantes del medio gráfico internacional, Muñoz viajará a Buenos Aires con el proyecto personal de redibujar aquella mítica tira del año 1960. Genial y carismático, el último maestro de una generación dorada volverá a mirar la ciudad que inmortalizó en sus viñetas.  Una ciudad siempre cambiante y reveladora que lo hará reencontrarse con sus antiguos colegas, su amiga la historietista Maitena, y con una nueva y pujante generación de dibujantes y guionistas como Salvador Sanz, Sole Otero, María Luque, Juan Sáenz Valiente, entre muchos otros. A partir de sus dibujos, reconstruirá los fragmentos de su juventud de aquellos sesentas porteños. Capturados por una libreta negra, abrirán una brecha en el tiempo y describirán su deriva por la ciudad en el recuerdo de un pasado luminoso y un presente efervescente.

José Muñoz

Nació en Buenos Aires en 1942, hoy ganador de los premios más importantes de la industria del cómic, desde muy joven asistió a la “Escuela Panamericana de Arte” en Buenos Aires, donde tuvo como maestros a Alberto Breccia y Hugo Pratt. Se inició profesionalmente en la historieta como asistente de Francisco Solano López e ilustrando historias escritas por Héctor Oesterheld para las revistas “Hora Cero” y “Frontera”. 

En 1972 viaja a Europa, primero a Londres, luego a Barcelona, y  finalmente se radica en Italia. En 1974 se encuentra con el escritor argentino Carlos Sampayo, acontecimiento fundamental que marcará el inicio de una larga y fructífera colaboración. Es así como nace el personaje de Alack Sinner, detective privado cuyas humanas aventuras, rodeadas de  jazz, describen miserias y noblezas en una New York tan imaginada como real. Seguirá una larga serie de personajes e historias: “Nel bar”, “Sudor Sudaca”, “Tango y milonga”, “Sophie”, “Giochi di luce”, “Europa in fiamme”, “Billie Holiday”, “Il Poeta”, “Nei bar”, “Il libro” y “Carlos Gardel”.

Héctor G. Oesterheld

Héctor G. Oesterheld fue un guionista de historietas y escritor argentino. Escribió numerosos relatos breves de ciencia ficción y novelas, fundó la Editorial Frontera y publicó en revistas como Misterix, Hora Cero y Frontera, siendo sus series más conocidas Sargento Kirk, Ernie Pike, Bull Rocket y, sobre todo, El Eternauta, la que es considerada su obra maestra. A principios de la década del 60 escribió todos los guiones de las numerosas aguasfuertes porteñas que llamó “Cuentos de la Ciudad Grande” publicadas en las revistas de su editorial. Trabajó junto con Hugo Pratt, Alberto Breccia, -con quien realizó el Mort Cinder, las biografías del Che y Evita -, y Francisco Solano López, entre otros dibujantes. A principios de la década de 1970, Oesterheld se volcó junto con sus cuatro hijas a la militancia política, y en 1976 a partir de la instauración de la dictadura cívico-militar pasó a la clandestinidad, desde donde continuó escribiendo guiones, entre ellos el de la secuela de El Eternauta. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado por los “grupos de tareas” de la dictadura militar y desde entonces permanece desaparecido, al igual que sus cuatro hijas Diana, Beatriz, Estela y Marina. En 1980 obtuvo postmortem el premio Yellow Kid, el galardón más importante del prestigioso Festival de Lucca, Italia. En 2016, El Eternauta recibió el aclamado premio Eisner de la industria del cómic.

NUEVAS GENERACIONES

La riquísima historieta argentina continúa dando frutos, con una lógica editorial y comercial y una industria que se sigue modificando a lo largo de los años y que continua siendo una fuente importante de trabajo para muy variados profesionales.
El presente del noveno arte en Argentina es en gran parte el resultado del traspaso de grandísimos autores y autoras de un oficio que se da bastante bien en estas tierras, “HISTORIETISTA”.

El Gran Premio de Angoulême ganado por José Muñoz en el año 2007, al momento único artista hispanoparlante ganador de uno de los premios más prestigiosos del rubro, potencia lo que ya venía pasando con artistas argentinos. La muestra en Angoulême de un maestro como Muñoz, pone en foco a una nueva generación de historietistas argentinos que comienzan a ser reconocidos por los premios más importantes del mundo. Sole Otero, Liniers, Minaverry, Juan Saenz Valiente, Salvador Sanz, Lucas Nine, Lucas Varela, Tute, Diego Agrimbau, solo por nombrar algunos casos .

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